De pocas cosas se aprender más que de lo cotidiano.
Seguro que esto que te voy a contar te suena.
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Hoy, leo esto:
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“Una vez en un trabajo me hice amiga de una chica, teníamos 23-25 años.
Yo siempre llevaba galletas, manzanas, dulces, café al trabajo y la invitaba.
En aquella época vivía sola, así que económicamente no me agobiaba.
Luego empecé a reformar mi apartamento.
El dinero escaseaba, así que empecé a ahorrar.
Decidí ir a trabajar sin golosinas.
Así que esta «amiga» vino a picar algo, pero yo no tenía nada.
Me dijo: «Entonces iré a la tienda y compraré un bollo y un plátano».
Le pedí que me los trajera también a mí.
Volví y me dijo: «Dame el dinero».
Al principio pensé que estaba bromeando, porque solo eran un plátano y un bollo.
Pero resultó que no bromeaba.
Le di el dinero, pero de algún modo la amistad se esfumó.
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Bien
Hoy no te voy a dar mi opinión sobre lo importante de ahorrar.
Creo que no es necesario.
De verdad.
P.D:
“La verdadera sabiduría radica en resolver dos problemas con una sola acción." - Confucio
P.D. Nos vemos en el siguiente correo.
P.D. “Descansa algo anda, que después no hay quien te aguante” (Una persona inteligente como tú)