¿Has oído hablar del “Movimiento de las Cien Flores”?
Te cuento…
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Mao Zedong, líder supremo de China, tuvo una idea para demostrar que era un tipo que sabía escuchar.
Para ello, creó una campaña conocida como “El Movimiento de las Cien Flores”.
“Que florezcan cien flores, que compitan cien escuelas de pensamiento”.
¿En qué consistía?
En escuchar al pueblo, dejar que la gente se lanzara a decir lo que no funcionaba, que no se preocuparan y dieran rienda suelta a sus “comentarios más críticos”.
Si creían que algo estaba mal o el partido estaba cometiendo errores claros, era el momento de soltar prenda.
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Su mensaje:
"Decídmelo, no os lo guardéis".
“Dejad que los haters se acerquen a mí”.
¿Qué hizo la gente?
Al principio, solo algunos se atrevieron a cantar.
La gente desconfiaba.
¿Cómo lo solucionó Mao Zedong?
Lanzó una campaña públicamente en febrero de 1957.
Durante gran parte de los siguientes tres meses.
Mao trabajó duro para garantizar que estas flores disidentes florecieran, asegurando que nadie sería castigado por decir lo que pensaba.
Mao prometió que El Movimiento de las Cien Flores cambiaría la nación…
…“tan suavemente como una brisa o una fina lluvia”.
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¿Lo hicieron?
Así de primeras, no.
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¿Cuánto tardaron?
Aproximadamente un año.
Y es que la gente se empezó a animar viendo que el Gran Líder no decía nada.
Millones de cartas comenzaron a llegar a las oficinas gubernamentales, expresando críticas sobre todo, desde el retraso del transporte público hasta la conducta personal de Mao.
La gente decía:
"Pues va a ser verdad que le interesa nuestra opinión para mejorar las cosas. Quién lo iba a decir, pero parece que ha cambiado de actitud".
“Qué majo este Mao”
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Todo parecía posible.
La gente tenía la esperanza de que este sería un liderazgo diferente a cualquiera que hubiera venido antes. Uno que realmente escucharía.
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Pero, perooo...
¿Realmente había cambiado Mao?
Nada de nada.
Todo había sido un cruel experimento, un engaño para que todos los haters confiados en la benevolencia del Líder salieran a flote.
Y en ese momento, actuó rápido con una purga sin remordimiento.
Más tarde declararía que…
“Había atraído a las serpientes para que salieran de sus cuevas”.
Bien.
Como ves hay gente de la que te puedes fiar más que de otra.
A mi me gusta fiarme de los que saben.
Y lo han demostrado a lo largo del tiempo.
Es más, estos mismo cuando no saben de algo, lo dicen sin tapujos.
Que a lo mejor estoy equivocado, es posible.
Pero el plan es ese.
¿Y de quien te fias?
…
Por ejemplo de Morgan Housel, por eso cree en su día una secuencia de correos con los consejos más útiles de su Libro, ahora puedes acceder de nuevo a ellos en versión extendida.
P.D: Comparte este correo si quieres, de verdad no te cortes.
P.D: Soy todo orejas y te escucho (forever), nada que ver con Mao y su movimiento de las 100 flores.