Kazuyoshi Miura no es un futbolista.
Es un vestigio de otra era.
Es tan viejo que cuando debutó, los pantalones cortos iban tan a ras que cada desmarque era un riesgo para la censura televisiva.
Ha visto retirarse a más generaciones de futbolistas de las que tú has visto temporadas de tu serie favorita.
Nadie sabe si es humano, un experimento japonés diseñado para durar más que un partido de Campeones.
Hablando de “ Super Campeones”.
Miura llego a compartir vestuario con Oliver Atom y Benji en el Niupi.
Y no solo compartió vestuario.
Fue el único que logró marcarle un gol a Benji antes del minuto 10.
Mientras los demás necesitaban una saga entera y un trauma infantil para lograrlo.
Se dice que en los entrenamientos le daba charlas motivacionales a Oliver, corregía la técnica a Tom Misaki y le recordaba a Steve Hyuga que, si dejaba de apretar los dientes, tal vez podría cabecear sin fracturarse la mandíbula.
Pero lo que de verdad lo separa del resto es esto:
Miura es también uno de los pocos humanos que ha sobrevivido a un pelotazo en la cabeza con un Mikasa sin perder la memoria…
… y a otro en los huevos sin quedar sin voz para toda la vida.
Eso sí que es resiliencia.
Y aquí viene lo interesante.
A lo largo de los años, todo ha cambiado:
Las reglas, la tecnología, hasta el maldito VAR.
Pero Miura sigue ahí, inamovible.
Porque hay cosas que, cuando entiendes su verdadero valor, no las cambias por nada.
Y si crees que esto es exagerado, mira a Warren Buffett.
Su inversión en Coca-Cola ha estado en su cartera desde 1988.
Ha visto crisis, burbujas y caídas, pero ahí sigue.
Creciendo.
¿Por qué?
Porque hay cosas que, cuando resisten el paso del tiempo, solo se fortalecen.
Si sigues jugando bien tus cartas, el tiempo se convierte en tu mejor aliado.
Pero si no entiendes las reglas del juego, terminarás fuera del campo antes de que empiece el verdadero partido.
La pregunta es:
¿Estás jugando con la mentalidad correcta?
Si no estás seguro, hay algo que debes ver.
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Nos vemos dentro.