Te voy a hablar del espacio y de los astronautas.
Quédate… ya verás que te interesa.
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Siempre hay un antes y un después.
Hoy te hablo del antes.
¿Antes?
Si, antes de que la famosa tripulación del Apolo XI aterrizase en la luna y Neil Armstrong dijera la mítica frase.
Oye, pero ¿cuál fue esa misión anterior a la XI?
Pues, la misión número 10 (¿Cual si no?)
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Entonces, ¿Qué pasó en la 10?
Tenían que acercarse mucho a la luna.
Para controlar cómo estaba “el tema”.
Y después volver.
Sencillo.
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¿El problema?
No podían, bajo ninguna circunstancia, “aparcar” en la luna.
Eso supondría “el no retorno”.
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¿Por qué?
Tenían el combustible justo para volver.
Si paraban, consumirían más y no podrían regresar.
Nunca jamás.
El tema es que, a medida que se iban acercando, uno de los astronautas le decía al otro:
—Venga, acércate un poco más… no seas gallina.
—Sí, un poquito más…
Y tanto se acercaron que casi la lían gordísima.
Menos mal que, en el último momento se dejarón de chiquilladas y por fin aceleraron. Salieron de allí “cagando leches”. ( y Houston a lo suyo, sin enterarse de nada).
Es posible que te preguntes, ¿y esto qué tiene que ver con el dinero?
Pues que muchas veces la gente se lanza a invertir...
… y empiezan por poco, pero si la cosa va mal… meten otro poquito más… y otro poquito.
Y la cosa se complica.
¿Cómo solucionar esto?
Pues con un presupuesto cerrado.
O incluso con cuentas separadas.
Para evitar cualquier tentación.
Ahí está la clave.
¿Cuál?
Dejar la partida, no subir la apuesta y encender motores.
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P.D: Soy todo oídos y lo sabes… (forever)