Son las 0:43.
Es tardísimo.
Pero venga, me voy a poner a escribir un ratito, porque algo tendré que contarte, ¿no?
Sabes que sí.
Venga, voy.
Harvey, uno de los protagonistas de Suits (serie a la que me he enganchado recientemente), es un tipo impecable que no pierde un solo juicio.
Pero esta vez, la cosa se pone fea. Desde Boston llega otro gallo de corral para ponerlo en alerta.
Harvey defiende a los afectados que trabajaron en un colegio donde, anteriormente, había un pozo petrolífero que no fue bien sellado.
Esto, la multinacional que está detrás lo sabe.
Vaya si lo sabe.
Por ello, contratan a un abogado que ha ganado todos los litigios en los que grandes empresas, como ellos, se han visto envueltas.
¿Cuáles son las técnicas utilizadas por este tipo duro?
Intimidación, provocación y, sobre todo, antes que nada, anticipación.
Harvey, que como te decía, defiende a los afectados con graves enfermedades a causa de la negligencia de la empresa petrolífera, intenta adelantarse a los pasos del nuevo gallo del corral.
Pero paso que da, paso que el otro le adelanta.
¿Por qué el otro se adelanta siempre?
¿Qué sabe de Harvey para tenerlo entre las cuerdas?
Fácil.
Muy fácil.
Sabe que siempre va a actuar con ética.
Y mientras, intenta dividir la opinión de los afectados, ofreciéndoles una cantidad de 25.000 dólares.
¿Lo ves?
Sabe cómo actuará y, por eso, se adelanta.
Esto me recuerda a una frase de otro que sabe cómo actúa la gente y también se adelanta.
Sí, el de siempre.
El tío Buffett.
“Sé cauteloso cuando el resto sean codiciosos, y sé codicioso cuando ellos sean cautelosos”.
P.D. Vale… vale… lo sé, te cuento cómo acaba todo.
Harvey utiliza una grabación que demuestra las malas artes del abogado, lo que le obliga, en cierto modo, a traspasar el límite, dejando de ser predecible.
Así que el gallo de Boston se achanta y llegan a un acuerdo.
Son las 1:00.